lunes, 5 de septiembre de 2011

Morandinos estremecidos ante brutal crimen de mujer

 El monstruoso crimen de Yaditza Graciela Vargas Valera (36), cuyo cuello le fue cortado con una arma filosa, en las manos de quien le juró amor profundo, despertaron las más airadas y sentidas consternaciones entre los morandinos, principalmente para quienes viven en el sector Campo Lindo, El Tocuyo, lugar donde a eso de las 8:00 de la noche del sábado se desató el macabro asesinato.
El autor que tuvo el endemoniado acto de hundirle el amolado objeto en el cuello a su amada,  para luego intentar desesperadamente contra su vida, sin lograr suicidarse, se trataría  de Douglas Alberto Ramos Lucena (39).
 
Además, remató a la mujer propinándole una herida profunda cerca del corazón.
 
El estado de salud del atacante es de pronósticos reservados porque también se infringió severas lesiones en el cuello, en medio de un estado de ira, y lo mantenían entubado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Central Universitario Dr. Antonio María Pineda, donde efectivos del Cuerpo de Policía de Lara lo custodiaban.
 
El desenfrenado hombre al terminar de asestarle las lacerantes heridas a la indefensa dama y verla sucumbir sangrante al piso, quiso acabar con su propia vida, tal vez para no tener que enfrentar el peso de la justicia terrenal, pero no logró su objetivo y este domingo se mantenía respirando.
 
Si llega a recuperarse será sometido al debido proceso judicial en el Ministerio Público y en el tribunal de la causa, por la presunta comisión de los delitos de homicidio, con el aparente agravante de ensañamiento, así como por lesiones personales y violencia de género.
 
Según la versión del hecho, el desenlace fatal se habría producido posterior a una discusión en la que se liaron Ramos Lucena y Vargas Valera, cuando este llegó repentinamente a la residencia de la mujer en Campo Lindo, al sur de la población de El Tocuyo, y al parecer le hizo algunos reclamos de lo que hasta ahora se desconocen los motivos.
 
Víctor Molina, tío político de la hoy occisa se encontraba junto a la hermana de la infortunada, su esposa, en las afueras de la morgue a la espera de la entrega del cadáver, y habló un poco en torno a la vida de Vargas Valera y de la tormentosa relación que mantenía con su ahora victimario.
 
Precisó que ella llevaba varios meses trabajando en la atención al público en una panadería en la capital de Morán, a pocos metros del Hospital Egidio Montesinos, establecimiento del cual salió el sábado en la tarde, al terminar sus labores, y se dirigió hasta su hogar, antes del suceso.
 
Recordó que llevaba más de un año separada de Ramos Lucena, pero este la acosaba para que volviera con él, a lo que ella se oponía.
 
Lamentaron que dejó tres hijos en la orfandad, a quienes amó con entrega, dos varones mayores de edad y una hembra en edad adolescente (17).
 
Indicó que pese a los problemas que le generaba su ex pareja, ella prefirió guardar silencio y no contárselo a otras personas.
Sin embargo, extraoficialmente se supo que la dama sí habría expuesto ante las autoridades que era víctima de agresión por parte del hombre, pero este no daba tregua y continuaba acechándola.
 
Un dato curioso tiene que ver con una opinión emitida en las afueras de la morgue por una de las hermanas de la víctima, cuando expuso que Ramos Lucena, el presunto asesino, es buen trabajador y buen padre. 
En torno al victimario, Molina señaló que se desempeña como electricista.
 
Reporteros agredidos 
 
La violencia no accede a la comunicación cuando se deja llevar por los más bajo instintos.
 
Lo antes expuesto obedece al brutal ataque del que fue víctima el equipo periodístico de Diario EL IMPULSO, y otro medio impreso local, justamente en El Tocuyo, en el momento que se trabajaba en la recolección de información en torno al crimen de Yaditza Graciela Vargas Valera.
 
Un enfurecido hombre, alto, blanco y obeso, ofuscado y lleno de ira, salió de una vivienda en el sector Campo Lindo de esa población, y tras observar la llegada de los dos medios impresos se paró en medio de la calle, desafiante, expresando que debían marcharse de inmediato, o de lo contrario desataría una tragedia contra los comunicadores sociales en el sitio.
 
Efectivamente, el sujeto, asumiendo una actitud antisocial, hizo caso omiso a las pacíficas explicaciones que le ofrecían los reporteros sobre el trabajo debían realizar, y en lugar de escucharlos, se introdujo en una casa y en fracciones de segundo salió con un machete en la mano gritando que volvería picadillos a periodistas y reporteros gráficos.
 
En vista de tal agresividad, a los comunicadores no le quedó otra opción que abandonar el área de inmediato, y así se evitó una desgracia que hoy sería la peor noticia de apertura leída en el país.
 
 Richard Alexander Lameda