miércoles, 22 de mayo de 2013

La falta de dólares y el plan Merentes

Opinión
José Guerra
TalCual / ND


La falta de dólares y el plan Merentes



Merentes está prometiendo a los empresarios los dólares que no tiene. En una estrategia para ganar tiempo y darle un leve respiro al tambaleante Maduro, el hoy ministro de Finanzas piensa que con reuniones para hacer catarsis con los empresarios va a resolver la crisis que él y Giordani crearon durante 2012 y lo que va de 2013. El asunto fundamental es que las reservas internacionales del BCV están exhaustas. Agotadas por la política suicida que siguió el gobierno en 2012 con el objeto de ganar las elecciones presidenciales aún al costo de dejar al país en la virtual bancarrota desde el punto de vista de la disponibilidad de divisas.

El dúo Giordani-Merentes se lanzó por el tobogán de la sobre expansión fiscal y monetaria creyendo que un exceso de liquidez en la economía como el que actualmente tiene Venezuela no iba a tener efectos indeseados. Así, el gasto público real se expandió más de 20,0% y la liquidez monetaria real hizo lo propio al denotar un incremento mayor al 30,0%. Nadie con sentido común que pretenda estar a cargo de la cartera de las finanzas públicas o del banco central puede imaginar que semejaste empuje de la liquidez no iba a tener un efecto alcista sobre los precios y el tipo de cambio. Merentes, en su irresponsabilidad como presidente del BCV, llegó a decir que no había relación entre los aumentos de la cantidad de dinero y los precios. Pues bien, no se percató que el mercado tiene dos expresiones el precio y la cantidad y que cuando los precio están regulados, la inflación está oculta, pero no derrotada, y lo que se hace visible es la escasez como efectivamente ha venido sucediendo a partir de diciembre de 2012.

En 2012 lo que hubo en Venezuela fue un verdadero festival de gasto con motivo de las elecciones pautadas para el 7 de octubre. Había que ganara esos comicios al cualquier precio y para ello el mejor aliado fue la irresponsabilidad de unas autoridades del BCV que imprimieron dinero a diestra y siniestra. Cuando esos bolívares que masivamente emitió el banco central salieron a la calle se encontraron que no había bienes suficientes que comprar. Como los precios están regulados, la oferta es insuficiente y en consecuencia para que no haya presiones inflacionarias adicionales, el gobierno pisó a fondo el pie en el acelerador de las importaciones, las cuales saltaron de US$ 46.813 millones en 2011 a US$ 59.339 millones, lo que denotó un aumento de 27,0% mientras que la economía crecía 5,5%.

No había que ser merecedor del Nóbel de Economía para darse cuenta de que esta situación era insostenible. Solamente la irresponsabilidad, la ignorancia o una combinación de ambas privaron para que Giordani y Merentes condujeran a la economía venezolana a una situación donde era previsible que las reservas internacionales del BCV colapsarían. Efectivamente, al concluir diciembre de 2012 la parte líquida de los activos en divisas del BCV habían tocado fondo. Pero eso no es todo. En lo que va de 2013, es decir hasta el 16 de mayo según cifras oficiales, el BCV perdió reservas internacionales por US$ 4.316 millones. Debido a ello las reservas líquidas del BCV actualmente se sitúan en el entorno de los US$ 2.000 millones, tal como se muestra en el gráfico adjunto. Esta es una cifra minúscula con relación a las necesidades de importación de una economía donde sus capacidades productivas estás severamente averiadas.

Con un nivel de reservas líquidas de esa magnitud es poco lo que puede hacer el Plan Merentes para oxigenar la economía. A esa publicitadas mesas de trabajos que sectorialmente se han conformado le falta una pata: las divisas para colmar el apetito por dólares de los importadores, muchos de ellos urgidos por el hecho que tienen a sus proveedores externos tocándole la puerta todos los días para que paguen lo adeudado. Como el moroso que no quiere pagar lo que debe, recurre el gobierno entonces a reuniones agotadoras donde los secretarios de las mesas negociadoras toman debida nota de las quejas de los importadores venezolanos y prometen elevarlas a los órganos superiores. Entre tanto los suplidores del exterior amenazan con cortar los suministros a Venezuela porque no reciben su pago oportuno. Sencillamente, no hay dólares suficientes debido a al desatino de Giordani y Merentes.

martes, 21 de mayo de 2013

¿CLAUSURAREMOS LA ALCALDIA?

 Las instituciones públicas son entidades, mecanismos estructurados creadas por un Estado para permitir que los ciudadanos puedan organizar sus relaciones sociales de forma legal, de tal manera que ésta pueda desarrollar la vida armónica de sus integrantes.

En la sociedad actual estamos pasando por un proceso de crisis que ha tenido como efecto, el cuestionamiento de las instituciones, y que en vez de resultar una solución a las contradicciones propias sociales, han derivado en un obstáculo para la solución pacífica de las crisis coyunturales y estructurales de nuestra sociedad. 

En el día de hoy se dice que hay una crisis de valores éticos y morales, que cada día los ciudadanos se sienten menos protegidos por el Estado y que las instituciones son cada día más ineficientes frente a las exigencias sociales, políticas y económicas de la población. 

Hoy, los venezolanos se han visto afectados en su vida cotidiana por esta incapacidad del Estado en dar respuesta a situaciones que tienen que ver directamente con los derechos fundamentales del individuo y de la sociedad. Estas situaciones tienen que ver con el derecho a la alimentación por lo elevado de los precios de los productos, a la escasez de productos de la dieta básica, entre otros. 

Otro elemento tiene que ver con el acceso a los servicios (luz, agua, transporte) y el costo que estos tienen frente a la poca capacidad adquisitiva del ciudadano común. En ese sentido los tocuyanos estamos pasando por una situación que ha roto el borde que divide la vida social ordenada con el desbarajuste, anarquía legal y la ineficiencia burocrática del Estado. 

Hoy un tocuyano para comprar una Harina debe estar haciendo cacería cual león hambriento en la sabana africana, si decide ir por el lado fácil, solo le basta pagar hasta 3 veces más el valor del producto en cualquier buhonero que se consigue en la avenida. Si va a una Carnicería compra la carne de 28 Bs/Kg a 75 ó 80 Bs/kg. 

Si decide montarse en un transporte para ir a Barquisimeto, Quibor, Guarico o los Humocaros, el precio regulado es de 20 Bs y lo colocan a 30 Bs y si es 40 Bs los ciudadanos lo pagan a 50 Bs. Los tocuyanos hemos aprendido a vivir en un constante toque de queda, es decir, se nos está prohibido, en la mayoría de los casos, salir antes de las 6 Am o después de las 7 pm, so pena de ser atracados por cualquier delincuente drogado que quiera resolver sus problemas financieros con nuestros bolsillos. Y si uno conoce quien lo atraca, igual debes morir callado porque corres el riesgo de que mañana se ensañen contra ti o tu familia. 

Los tocuyanos frente a esta situación han dejado de creer en las instituciones, y una de ellas, la Alcaldía, ha dejado de ser la solución a todo el problema estructural que vive el Estado. Hoy la Alcaldía es un estorbo, una piedra en el zapato, un obstáculo que es incapaz, aunque quisiera, de responder a los requerimientos básicos de los vecinos, de los parroquianos. 

Hoy, es un demás ir a la Alcaldía a reclamar los problemas básicos de la población, nadie les hace caso y si algún funcionario quiere hacerlo bien, viene inmediatamente el zarpazo desde arriba para neutralizarlo, tal como ocurrió con la Coordinación Municipal del Indepabis, cuando el funcionario llegaba ante un chino que vendía  con sobreprecio y le salía que el chinito era familia del embajador; que si iba ante un conocido comerciante tocuyano a una inspección de su negocio, desde arriba le salían que este era de la Asociación Bolivariana de Comerciantes y que no podía ser “tocado”. 

El lomito de los negocios como el cemento, las cabillas y otros, son controlados por mafias ligadas al poder, las cuales son imposibles, de romper hasta que no haya un cambio en el poder municipal. Funcionarios municipales les dan los contratos a familiares o amigos sin ningún control externo, es más, hasta se dice que los puestos de buhoneros de la avenida son controlados por estas mafias que parasitan en la Alcaldía, personas con 4 ó 5 puestos colocan a familiares para que atiendan sus pequeños negocios. 

La verdad es que actualmente es imposible hacer una auditoría legal en los fondos públicos, el destino del poco dinero que queda por la abultada burocracia es repartido en contratos sin licitación, el dinero que llega por vía Consejo Federal de Gobierno viene con contratistas asignados a dedo o, en menor caso, en cuotas de porcentaje que se diluyen en el camino. 


Frente a esta situación no queda otra solución que un cambio radical en la administración, visión y misión del poder público municipal. La burocracia se combate con buena administración, con objetivos claros, con reglas visibles al ciudadano que pueda ejercer una verdadera contraloría social y que se sienta con PODER de que al hacer una crítica o sugerencia no será reprimido, acusado o aislado por el poder constituido.

 Si no se logra este cambio radical, entonces la institución no cumple con su función y pasará lo que está pasando actualmente, nadie “le para” a esto y es mejor CLAUSURAR ESTE NEGOCIO!!