El agua sin tratar enferma a habitantes de Anzoátegui
Anzoátegui es una agradable población perteneciente al municipio Morán, al oeste del estado Lara, con un clima adecuado para quien desee disfrutar a plenitud de los dones de la Naturaleza.
Salvo algunos motorizados interesados en romper ese ambiente natural, en Anzoátegui se respira la tranquilidad del pueblo de montaña donde sus habitantes se esmeran en ofrecer amabilidad los visitantes.
Lamentablemente el poblado no escapa al fenómeno de la falta de atención por parte de los organismos oficiales, algo común en todo el país, aunque allí no se han resignado a convivir con los problemas que padecen y periódicamente hacen sus reclamos.
Agua contaminada
En Anzoátegui el agua que consumen procede directamente de la montaña, sin recibir tratamiento alguno, pese a la contaminación que le afecta por contener partículas de sílice, considerado nocivo para la salud.
En la zona proliferan las minas de sílice y por lo tanto el agua que brota de la montaña registra considerables contenidos de ese elemento.
María Terán, comerciante residente en la población, sabe del problema pues su organismo está sintiendo desde hace un tiempo los efectos negativos por la ingestión del líquido vital durante años pues padece de una enfermedad renal.
Hizo un llamado a la Dirección de Salud, Gobernación de Lara, Hidrolara, Alcaldía de Morán o cualquier organismo al cual competa, tomar en cuenta esa situación pues está en riesgo la salud de toda una comunidad. El Estado tiene la obligación de proteger.
Considera necesaria la instalación de una planta de tratamiento con el equipamiento necesario para eliminar el sílice del agua que se distribuye en los hogares, si bien cuando la solicitan les responden que no hay dinero.
María Terán también pidió la designación de médicos para el ambulatorio de Anzoátegui.
En la actualidad no existe ninguno, luego de remover a una médico boliviana a raíz del fallecimiento de dos jóvenes.
"Necesitamos de nuevo los médicos porque cuando alguien se enferma grave hay que salir a Guarico o El Tocuyo y con lo mala que está la carretera tardamos mucho en llegar".
Mejorar la escuela
La Escuela Nacional Zazarabicoa, también liceo, fue fundada en 1946. Le han hecho remodelaciones pero no reúne las condiciones físicas necesarias para la atención a su alumnado.
En total son 520 alumnos, de pre-escolar al quinto año en esta institución con nombre indígena, quienes padecen las deficiencias de espacio, laboratorio, instalaciones deportivas, cerca perimetral, baños, comedor, agua filtrada...
El profesor Elí Torrealba es el coordinador de la institución y está consciente del riesgo de consumir agua con partículas de sílice.
Igualmente considera necesaria la construcción de otros salones pues en ocasiones deben convertir en aulas los árboles ubicando pupitres y pizarrones.
Informa que existía un proyecto de sustitución de los techos pero prefirieron cambiarlo por la construcción de al menos tres salones.
Incluso, dijo, el pre-escolar está funcionando en un local prestado.
Igualmente se refirió a la necesidad de dotarles de un vehículo más espacioso para el transporte de los niños y jóvenes residentes en otros caseríos pues el actual resulta insuficiente y muchas veces algunos alumnos no asisten a clases por no disponer de recursos para pagar pasajes.
Con respecto al comedor, el docente Álvaro Gil dijo que no funciona a plenitud pues los insumos que suministra el PAE no son suficientes y la comida que se elabora no alcanza para todos.
Los servicios sanitarios, dice, también requieren urgente rehabilitación pues los actuales dejan mucho que desear.
Pero ambos coinciden en la necesidad de una nueva escuela Zazarabicoa para atender la matrícula escolar en crecimiento constante.
Los efectos del sílice
El sílice es una combinación de silicio con oxígeno que parece carecer de propiedad de causar fibrosis en el tejido pulmonar. Sin embargo, se han documentado lesiones pulmonares leves en animales de laboratorio sometidos a inyecciones intratraqueales de polvo de silicio.
El silicio puede tener efectos crónicos en la respiración.
El silicio cristalino irrita la piel y los ojos por contacto. Su inhalación causa irritación de los pulmones y de la membrana mucosa. La irritación de los ojos provoca lagrimeo y enrojecimiento.
Estudios epidemiológicos han informado de asociaciones estadísticamente significativas de exposiciones ocupacionales a silicio cristalino con enfermedades renales y cambio renales subclínicos.
No se ha informado de efectos negativos del silicio sobre el ambiente.
Fuente: Water Treatment Solutions-Lenntech
www.elimpulso.com