A Manuel Quiliano Díaz, de 25 años, lo habían atacado a tiros en junio del 2008 y como consecuencia del impacto de proyectiles quedó paralizado de la cintura hacia abajo. La mañana de este viernes el ataque fue mortal, pues no logró resistir el impacto de al menos cinco proyectiles en el cuerpo.
Era el padre de un niño de dos años, el segundo de seis hermanos y residía a dos cuadras del sitio donde ocurrió el hecho. Para sostener a la familia, su esposa hacía tortas que él vendía en la barriada. Además, colaboraba con los "mandados" de vecinos, según afirmaron personas presentes en el sitio. Manuel, explicaron, era al que llamábamos cuando necesitábamos que trajeran algo de la bodega o entregar una encomienda en otra casa.
La mañana del viernes salió de su casa a hacer mercado, llegó a eso de las 8:30 y le manifestó a su esposa que se trasladaría hacia la calle cinco entre carreras 11 y 11 del barrio Los Hornos a entregar un pollo. El joven que allí habita, amigo de la víctima, lo había invitado a que hicieran un sancocho y le pidió que colaborara proporcionando el ave.
Sin embargo, Díaz tenía previsto ir al río con su esposa y por eso sólo entregaría el pollo y volvería a la casa. Lamentablemente, no pudo concretar sus planes.
Cuando estaba en el patio de la casa, con dos jóvenes que harían el sancocho, una moto donde viajaban dos hombres, se estacionó frente a la vivienda. Uno de ellos se bajó, se colocó una capucha e ingresó amedrentando con una pistola a todos los presentes. A los dos muchachos, cuyas identidades son resguardadas, les dijo: "Quédense tranquilos, no han visto nada, yo por él (señalando a Díaz)". Posteriormente, accionó el arma de fuego que portaba en repetidas oportunidades.
Cuando huía disparó en la cabeza contra el muchacho que habita la casa, afortunadamente éste se agachó y el proyectil no lo impactó. Salió corriendo, saltó una cerca hacia una casa vecina y en el desespero por escapar no le importó rasguñarse el muslo derecho con un alambre.
Familiares de la víctima se enteraron por rumores en el sector. Fue una de sus hermanas la primera en conocer la noticia, pues se encontraba buscando a la perra que había escapado de la casa cuando escuchó que habían matado a alguien en los hornos. Le llamó la atención que nadie le quería decir de quién se trataba, por eso se trasladó hasta el sitio y fue en ese momento cuando supo que el asesinado había sido su hermano Manuel.
Antes del mediodía, funcionarios del Cicpc, subdelegación Barquisimeto, llegaron al sitio del suceso. Investigadores de homicidios interrogaron a testigos, mientras técnicos colectaban evidencias de interés criminalístico y expertos del Laboratorio realizaban la planimetría.
Familiares del occiso poco conversaron con representantes de medios de comunicación social, pues alegaban estar conmocionados ante la terrible noticia. Lo que sí pidieron fue que se identifique a los responsables del hecho, quienes ni siquiera respetaron la minusvalía de Díaz.
Trascendió que el hoy occiso registraba dos entradas policiales. Una por el delito de droga y otra por porte ilícito de arma de fuego. El móvil manejado por los investigadores es el ajuste de cuentas.
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