Me apresuro a escribir unas notas o reflexiones hoy martes 21 de febrero de 2012. El día de ayer, y todo el fin de semana, estuvo signado por noticias referentes a la salud del presidente de la República, Hugo Chávez.
Como venezolano preocupado e integrante de la gran masa de ciudadanos que no nos inscribimos en la diatriba política partidista, sino como testigos de el diario discurrir de nuestra historia, no puedo menos que alzar la voz de protesta ante la situación presentada en nuestro país a ocasión de la salud del presidente, que en pocas y sintéticas palabras es el hombre de mayor importancia de nuestro país, o sea, de 28 millones de habitantes.
El presidente, nuestro presidente, el presidente de todos los venezolanos, ha sido objeto de rumores, chismes y toda clase de calificativos que han rayado en lo indecible, jugando con su vida, con la majestad presidencial hasta decir basta. Los calificativos hacia el presidente han sido de todo calibre y se han multiplicado exponencialmente a través del internet, en los medios de comunicación social y en la radio bemba.
Es tal la situación, que se ha generado una especie de histeria colectiva virtual sobre la salud presidencial que ha llegado a propagarse por todo el planeta; los grandes medios de comunicación social del mundo ya señalan esta situación y se hace tema inevitable en cualquier situación o conversa pública y privada.
Ante este hecho, y en vista de la falta de información oficial, las "informaciones" se multiplican y se toma como realidad lo real y lo falso, todo cabe dentro del mismo paquete.
Hasta el momento de escribir esta nota se conoce de un escueto e invalorable mensaje en twitter por parte del ministro de comunicación e información del país, Andrés Izarra, el cual señala que "Sobre rumores, guerra sucia de la canalla", igualmente Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, señala que: Diosdado Cabello R @dcabellor
-Cuando el Comandante aparezca trabajando bocaranda y su combo tendrán una depresión intensa, Chávez y el Pueblo felices, y ellos amargados
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